Es de ley que todos tenemos que pasar por ciertas pruebas que nos pone la vida; por desgracia, algunas casi pueden ser consideradas torturas. Pérdidas, abandonos, traiciones, decepción, pánico, intenso y punzante dolor (físico o moral)... Pero también hay pruebas que, en mi opinión, suelen venir ocultas tras bellos rostros y dulces voces y consisten en esas personas que en su corazón no son más que serpientes.
Personas tóxicas cuyo veneno no inoculan ellas mismas, si no que dejan que nazca y se extienda dentro del propio receptor, hasta consumirlo. Bellos rostros porque llevan tatuadas, por costumbre, máscaras de virtud y de inocencia. Dulces voces pronunciando palabras de bondadoso significado y en tono amable. Pero basta un momento, un mínimo detalle, un fugaz segundo decisivo para que toda apariencia se vaya al traste.
Siembran la duda: me lo estaré imaginando? por qué solo yo me doy cuenta de como es? merecerá otra oportunidad? me habré puesto demasiado radical antes de tiempo?
Y, sin saber como, cuando ni por que, nos hacen sentir culpables por nuestra crueldad hacia estas almas cándidas. Pero hay algo que sigue sin encajar. La paciencia empieza a protestar por sobreesfuerzo. La desconfianza grita, dando saltos, rogando atención. Sentido de alerta disparado, esa primitiva actividad en el cerebro de reptil, cascada de activación de la adrenalina y todos los sentidos a pleno rendimiento.
Sorpresa, ahí está. Esa misma sensación de que tanta perfección tiene que ser mentira. Otra décima de segundo en que se mira directamente el abismo en unos ojos que quieren hacer creer que son pura luz. Y el veneno vuelve a arder como lava en las venas. Los ojos se nublan con lágrimas de rabia. Tensión muscular. Electricidad en el vello corporal. Cosquilleo cálido en las mejillas que se propaga al resto de la cara. La respiración se acelera sin necesidad de ejercicio alguno. Se podría destilar y embotellar el odio...
Así es como se crea un enemigo, de esos que llaman, irracional. No sabes ponerlo en palabras o, si lo pones, no tiene sentido para los demás. "Si no te ha hecho nada". Puede... pero su mera existencia te molesta. Y no tiene arreglo. Es casi peor cuando alguien intenta convencerte de que te equivocas. Al revés, como no pueden ver los demás que ese ángel es una víbora??? Tus seres más amados están engañados. Y eso duele de una forma inexplicable.
En realidad esa es la gran prueba a la que te somete la vida: lidiar con el hecho de que quién más quieres tiene en su corazón a quién más odias. Es casi como una pérdida; a tu manera sientes abandono. Temes con todas tus fuerzas que desemboque en traición. Por supuesto que te inunda la decepción, en momentos concretos incluso el pánico. Resumiendo, es una espiral de intenso y punzante dolor moral que (si no se cuida a tiempo) puede afectar la salud y finalizar en dolor físico. Ahí esta la toxicidad de estas personas.
La única solución posible es matar al basilisco. Simbólicamente. Desafortunadamente, matar a alguien textualmente esta penado. Pero la imaginación, que alimenta monstruos, es poderosa también para obviar la existencia de dichos parásitos. Requiere un autocontrol brutal y tiempo para readaptarse. Pero es lo más sano. Enterrar toda esa bilis antes de que sea lo único que quede. Y cuidar de esos seres queridos, recoger las piezas cuando se rompa la ilusión y nunca decir "ya te lo avise". Eso si, la satisfacción personal de haber sabido desde siempre el calibre de dicha escoria y haber sido de los primeros es salir de su círculo de terrible influencia es un triunfo a esa maldita prueba que te puso la vida.
Dicho todo esto, le dedico este texto a mi némesis personal. VDLT-RDD-PP (Víctima De La Tragedia- Reina Del Drama- Puta Penas), que te vaya bien en tu cueva de lástimas y en tu palacio de grandes catástrofes. Lo peor que se puede hacer es seguirte el rollo y decirte cosas tipo "todo ira bien, linda, te queremos y estaremos contigo" porque la verdad es que no te mereces compasión alguna. Guárdate tus rizos rubios, tus grandes ojos azules, esa sonrisa de muñeca y las definitivas "dos grandes razones" porque con la personalidad que tienes, ni toda la belleza del planeta compensa.
No conseguiste el trabajo porque eres pésima y los demás lo merecían mil veces más que tú. Y también porque has sido más corta que la picha de un hamster y te has enemistado con el jefe y con su novia por ir de divina y de prepotente. Has perdido a tu pareja por anormal, por esa manía de requerir atención a toda costa. Si hubieras hablado con el chico en vez de airear tus problemas en el puñetero Facebook solo para que los memos de tus contactos le den a "Me gusta", seguramente él no se hubiera sentido humillado y no te hubiera mandado a la porra tan convencido y tan rápido (porque él es un chico muy majo y razonable). Ah, y tus antiguos amigos que son soles como catedrales ya no te hacen ni puñetero caso porque eres MUY CANSINA! Tanta queja, tanta queja (5-6 al día durante semanas) saca de sus casillas hasta al Dalai Lama y esta gente te quiso en su día; ahora te aborrecen. Normal!!!
Solo me queda que dos personas importantes de mi vida se den cuenta que no eres más que una niñata con más ego que neuronas... entonces habré ganado. Y tú no. Fuck you!!!!